El ruido de los carros, que transitan en la avenida, me recuerda que ya es de día. Abro los ojos lentamente mientras trato de recordar que fue lo que soñé. De pronto, quedo perplejo mirando, lo que veo frente a mí. Estoy acostado en mi cama, o mejor dicho, mi cuerpo esta acostado sobre la cama. Trato de ir hacia éste pero no lo puedo hacer.
- ¡Mamá! Grito pero no hay sonido, sólo lo puedo escuchar en mi mente.
Trato de tocarme en el lugar donde debería estar mi boca, pero ni siquiera veo mis brazos.
- ¡No tengo piernas!, ¡No comprendo que soy!, ¿Dios mío, en que me he convertido? Me pregunto.
Hagamos un recuento,- ¡Cálmate Esteban, cálmate por favor!-. Si puedes ver, tienes ojos, o crees tenerlos. También sé que puedo oír, escucho un:
- Tic tac, tic tac, de forma continua. O mejor lo siento, creo que ese ruido viene de mi vientre.